lunes, 7 de enero de 2013

40, sólo 40: ¡Hala, tanto!

Los que no somos nativos digitales estamos heridos de obsolescencia tecnológica. Heridos, quizá con hemorragia, pero aun vivos. En el mejor de los casos, al enfrentarse a un nuevo dispositivo -léase electrodoméstico o radiocassette- hemos sido los reyes del manual, por supuesto en lengua inglesa. Por aquel entonces ni los manuales estaban traducidos ni la legislación obligaba a los fabricantes a traducirlos.

La vida nos pasa tan deprisa que desconocemos que -sin darnos cuenta- hacemos historia. Y, si no, que se lo cuenten a un amigo mío que este 8 de enero habrá cumplido 40 años.
Si se examina con detenimiento, toda vida cubre un conjunto de etapas históricas que, sin relevancia aparente, siempre cobra un sentido tan profundo como escondido para el interesado.
Lo mismo pasa en tecnología y, en especial, en las TICs en donde no importa tanto el qué como el cómo y el cuándo.

Como en el caso de mi amigo, se cumplen ahora 40 años de las primeras comunicaciones de TV por cable. En Estados Unidos se llevan a cabo las primeras conversaciones televisivas por cable, sin antenas y utilizando la fibra óptica como medio de transporte. En ese mismo año IBM construye las primeras estaciones (que después se llamarán terminales) para la recepción y tratamiento de datos, conectadas mediante un cable a un ordenador central. A partir de este momento, cobrarán importancia los sistemas multiusuario, puesto que cada terminal podía atender a un usuario distinto.

Cuentan algunos que estaba previsto su nacimiento para el sábado 6 de enero de aquel año, día de Reyes, pero estos se fueron de parranda con la Cigüeña todo el fin de semana y tuvieron que esperar al lunes. Eso sí, a cambio, a su madre le trajeron un 2x1.
La prensa española no se hizo eco del nacimiento a la luz de la criatura, de hecho aquél  lunes 8 de enero de 1973 no se publicaban diarios, era el tiempo en el que la prensa descansaba los lunes, pero al día siguiente en portada se hacía eco del fallecimiento súbito -justo el día del alumbramiento- en el estadio Passarón en Pontevedra de Pedro Berruezo, jugador del Sevilla C. F., con una impresionante foto de la desconsolada viuda junto al féretro y la afición sevillista absorta en la escena.
Dos páginas más adelante, el mismo diario, en un artículo firmado por Arturo Fernández-Cruz titulado "Polémica sobre la vida" comentaba las opiniones de algunos intelectuales, incluido algún premio Nobel, sobre los problemas que generarían en el futuro las restricciones demográficas. Es curiosa esta dicotomía que se produce en la prensa entre la página 1 y la 3 del mismo diario sobre la muerte y la vida.
Algo que todos nos planteamos con el final de un año y el advenimiento de uno nuevo, en donde nos hacemos conscientes de la cadencia del paso del tiempo. Un año antes, publicaba Félix García un artículo titulado "El tiempo irreversible" del que extraigo la siguiente cita:
"Es inevitable, al remontar las últimas jornadas de cada año que agoniza con más celeridad de la que nadie deseara, la meditación entre penosa y triste del paso de las horas fugaces y del tiempo irremisible que corre sin dar tregua ni posibilidad de detener un punto su carrera. Todas las filosofías y elucubraciones sobre el tiempo no bastan para consolarnos de su inexorable marcha, que nos arrastra en su corriente sin orillas sobre las olas sin retorno."
En 1994 los usuarios de los escritorios informáticos profesionales estaban en un dilema. El año anterior, justo el 17 de julio de 1993, Microsoft había lanzado Windows NT, pero ya se anunciaba el lanzamiento en 1994 de Windows 95: había que conjugar la potencia de los 32 bits de WNT frente al nuevo sistema gráfico de W95. Hubo que esperar a Windows XP (25 de octubre de 2001) para resolver la cuestión.
Por otro lado, el 1 de enero de ese año 94 había aparecido Netscape Navigator (Mosaic Netscape 0.9), creado por Max Andersson, quizá con el desconocimiento popular de lo importante que iban a ser los navegadores en nuestras vidas.

En ese mismo año 1994, mi amigo tuvo un encuentro con la felicidad, que no fue puntual sino que más adelante se haría duradero, permanente, con fruto. Las portadas de la prensa de aquel lunes 28 de febrero de 1994 publicaban las fotos del presbiterio de una iglesia cristiana maronita cercana a Beirut (Líbano) en donde el terrorismo bañó con sangre y odio a setenta personas, diez de las cuales murieron en el asalto. Más adelante, en el mismo periódico, Antonio Rumeu de Armas reflexionaba sobre la celebración del  V Centenario del Tratado de Tordesillas firmado por los Reyes Católicos y Juan II de Portugal por el que se zanjaban las diferencias ibéricas en el reparto de las futuras conquistas del nuevo mundo.

Y por fin llegó 2001, y con él Windows XP. Nos creíamos mayores, tecnológicamente hablando. De hecho, XP viene de eXPeriencia". El 23 de marzo, la estación espacial rusa MIR, al reingresar en la atmósfera terrestre, se desintegró antes de tocar la superficie terrestre.
Para el día siguiente, sábado 24 de marzo de 2001, estaba anunciado el lanzamiento de Apple Mac OS X.

Pero esa jornada fue un día de nervios para mi amigo y no por el acontecimiento de Apple: ese día formalizaría un compromiso permanente, que le llenaría de ocupaciones y preocupaciones, pero sobre todo de felicidad en adelante, empezando por las dificultades de aquel primer viaje. No hay como poner buenos sillares en El Pilar. Por eso decía Lópe de Vega:
"Mas si del tiempo que perdí me ofendo, tal priesa me daré,
que de una hora amando, venza los años que pasé fingiendo."
La Prensa de ese sábado 24 de marzo publicaba que la española Talgo y la alemana Siemens ganaban el concurso del AVE entre Madrid, Barcelona y Francia. La opinión del mismo diario, unas páginas más adelante y en un artículo de Gonzalo Anes, glosaba que "artes y letras, miseria y picaresca, coincidieron en España y en las Indias, durante el siglo XVII, con el crecimiento económico".

En 2003 la NASA había publicado fotografías de los primeros instantes del universo, sacrificaron a la oveja Dolly y Europa comenzó su aventura espacial en Marte con el lanzamiento de la Mars Express, todo ello gracias a la consolidación tecnológica que se estaba produciendo en todos los niveles durante estos años.

Aquel miércoles 6 de agosto de 2003 el compromiso tuvo su primer fruto, a pesar de las dificultades. Fruto concreto, independiente, buscado, esperado, amado.
Hace mucho calor esos días en Europa occidental. Cerca de Kent, en Reino Unido, alcanzan la mayor temperatura de su historia (38,5ºC). En París, la ola de calor alcanza temperaturas de hasta 44ºC. La prensa española refleja también esta ola de calor porque en España ya se han producido doce muertos por deshidratación y los golpes de calor. Se expanden los incendios forestales por Salamanca y Ávila.
César Nombela, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, que había presidido hasta el año 2000 el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, publicaba un artículo en el que afirmaba que "hay motivos para el optimismo de quienes creemos que la ciencia de hoy puede constituir una herramienta al servicio del hombre". No hay que olvidar que se estaban probando, sin éxito, las primeras vacunas contra el SIDA y dos médicos españoles habían sustituido en marzo de ese año una arteria aorta dañada por dos prótesis artificiales. Poco tiempo antes, el gobierno abordaba la reforma que regulara la investigación con células madre embrionarias.
Otra dicotomía: este primer fruto del 6 de agosto no era producto de una investigación con células embrionarias manipuladas sino el producto embrionario de una fiel entrega objeto de investigación.

Por otra parte, Anunciada Colón de Carvajal, investigadora y descendiente directa de Cristóbal Colón, declaraba que "Colón, prácticamente, viajó tanto después de muerto como en vida", refiriéndose al trasiego del cuerpo inane del descubridor que había sido exhumado el lunes anterior: de Valladolid a Sevilla, de Sevilla a Santo Domingo, de aquí a Cuba, y de Cuba a Sevilla. Los análisis se estaban haciendo en la Universidad de Granada y, una vez acabados, habían de volver a Sevilla.
No somos dueños del inicio de nuestra vida como tampoco de la historia que nos sucede, solo lo somos de los entreactos, por eso conviene cuidar las bambalinas y que las flores produzcan sus frutos, como el de aquel 6 de junio.

En el año 2006, Apple hace la transición hacia la utilizaciones de los procesadores de Intel, lo que permitiría que un MAC pudiera ejecutar tanto Mac OS X como Windows. Microsoft respondió al año siguiente con el anuncio de Windows Vista. Un año antes, se había lanzado eyeOS, un escritorio virtual multiplataforma basado en el estilo de escritorio de un sistema operativo gráfico.
El 6 de junio de este año el Ejecutivo ofrecería el 87% del sueldo hasta la jubilación a los 4.150 empleados excedentes en RTVE: ¡a ver si nos íbamos a pensar que esto de los EREs es moderno? En la prensa del día siguiente, en un artículo de Carlos Martínez Gorriarán, profesor de Filosofía de la Universidad del País Vasco, presentaba sus quejas sobre Arnaldo Otegi, considerado ahora como el nuevo profeta de la pacificación.
Pero ese día, martes 6 de junio de 2006, a mi amigo se le abrió una flor que llevaba cultivando nueve meses. Una flor delicada, que hubo que cuidar, y regar, y proteger, y que rezar. Pero que abrió lozana. Y, lozana sigue. El jardín adquiría intensas fragancias infantiles.

Hemos hecho un recorrido por la historia tecnológica y los acontecimientos sociales de estas fechas, que como se hace evidente sólo han sido claves para una persona y sus cercanías.
Querido lector hemos recorrido en estas reflexiones tres relatos paralelos para que hagas cuenta de cómo las historias más relevantes son aquellas que hacen biografía, que no es sino la historia personal que sabe dejar fruto.
De modo que, amigo, si alguien te dice que tu vida es ordinaria y mediocre, no les creas: sencillamente, no conocen. Porque al hilo de las páginas de calendario subyace una historia subrepticia que hace de lo ordinario, novedad; del fracaso, misericordia;  y de lo mediocre, sensibilidad.

Y, para todos aquellos, lectores, que estáis en esa edad de los cuarenta o más, o que estáis próximos: no penséis que ahora iniciaréis una nueva crisis. No os engañéis: lleváis cuarenta años en crisis, en cambio permanente, casi seguro que a mejor.
Y, ojalá que no se os pase.
Aunque desde fuera hayáis pasado de la adolescencia a obsolescencia, sed conscientes de que también transformasteis la inexperiencia en consenso, la trepidación en calma, la ansiedad en reposo, la pasión en cariño, vuestros años en servicio, la intranquilidad en confianza y vuestros pensamientos en oraciones.

Por eso escribo hoy, martes 8 de enero de 2013, este canto a la amistad, que no entenderá quien no tiene un Amigo, desconoce la Lealtad o no comprende que no es falta de ortografía escribir Amigo con mayúscula. Algo que, al hilo del cambio de año, me recuerda las palabras Leandro Fernández de Moratín en imitación a Horacio:
"¡Ay, cómo fugitivos se deslizan Póstumo, caro Póstumo, los años!
Y ni la piedad dará retardo a la vejez rugosa e inminente ni a la muerte, que jamás fue dominada..."
"Y todos hemos de traspasar la fúnebre onda, todos cuantos nos alimentamos con los dones de la tierra, ora fuéremos reyes o fuéremos pobres labradores."
"Hay que dejar tierra y vivienda, y esposa deleitosa; y de todos estos árboles que siembras, ninguno, sino los aborrecibles cipreses, irá en pos de su señor efímero." 
¡Felicidades! 
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Alfredo Abad Domingo.
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